Las faltas de ortografía me dan ganas de vomitar. Realmente me importa poco si suena a intelectualoide pero ver una palabra mal escrita me saca.
La sensación empieza de a poco, con un odio visceral que nace desde el fondo de mis entrañas y termina con estas ganas locas de empezar a repatir patadas en las ingles y martillazos en los pies.
Hoy, CRÓNICA fue la culpable de que repitiera el desayuno durante todo el día:
No pude copiar la página completa. Perdón pero me tengo que ir corriendo al baño.
Debo andar con el estómago "revolusionado"
Gracias por la data!
0 comentarios:
Publicar un comentario